domingo, 27 de marzo de 2011

de regreso al iss

De regreso al ISS
En los últimos tres años más de 350.000 afiliados a los fondos privados de pensiones se trasladaron al Seguro Social, en busca de recuperar una mayor mesada.
Por Jacqueline Guevara G.
Foto: EFE


En la década de los noventa, tras la aprobación de la Ley 100, el régimen de prima media, en cabeza del Instituto de Seguros Sociales (ISS), registró una desbandada de sus afiliados, que se trasladaron a los recién creados fondos privados de pensiones; hoy muchos de ellos están regresando al ISS, especialmente quienes se encuentran en el régimen de transición.
Si bien el traslado de afiliados entre regímenes ha sido dinámico, es mayor el número de personas que se han venido pasando de los fondos privados al Seguro (más de 350.000 en los últimos tres años). De acuerdo con cifras de la Superintendencia Financiera, solo el año pasado se cambiaron de régimen 126.000 afiliados al sistema de ahorro individual al ISS —alrededor de 10.500 mensuales, en promedio—, mientras que los que se pasaron del Seguro a los fondos llegaron a 77.000 —6.500 mensuales, en promedio— (ver gráfico).
Los fondos tienen actualmente 9,2 millones de afiliados y en el Seguro ascienden a 6,4 millones. No obstante, cerca de la mitad de los afiliados de los fondos están inactivos (más de seis meses de no cotizar), en tanto que en el ISS representan el 65% (ver recuadro “Muchos afiliados, pocos cotizantes”).
El mayor traslado de afiliados de los fondos al ISS está explicado, en su mayoría, por los trabajadores que se hallan en el régimen de transición y que deben tomar una decisión sobre en cuál de los dos sistemas se mantienen para obtener su pensión. Muchos de los que se han pasado al Seguro manifiestan que su traslado obedece a que saldrán con una mejor mesada pensional en el ISS que en los fondos privados.
De hecho, algunos afiliados consultados por PODER se quejan de que son muy distintos los cálculos que les hicieron hace unos años frente a los de ahora, cuando se está acercando la hora de la jubilación. Sostienen que si se hubieran quedado en el Seguro recibirían una mesada superior a la que les ofrece el ahorro individual. Las diferencias se presentan teniendo en cuenta que los beneficios pensionales son más altos en el régimen de prima media frente a los fondos privados, donde el monto de la pensión depende del capital ahorrado y de los rendimientos.
Cuando el Congreso aprobó la reforma pensional de 1993 (Ley 100), en la administración Gaviria, y cuando surgieron los primeros fondos de pensiones se crearon grandes expectativas entre los afiliados al Seguro, animadas por los asesores de estas firmas, que estaban buscando nuevos clientes. Hoy, muchos de los que se pasaron a este régimen se sienten defraudados.

Vía libre a traslados
Para evitar los traslados permanentes de regímenes, en la reforma pensional aprobada en el Congreso en el año 2003 (Ley 787) se enfatizó que los afiliados al Sistema General de Pensiones podían escoger el régimen que desearan, pero una vez se decidiera por un sistema sólo podrían trasladarse por una sola vez cada cinco años. Después de un año de la vigencia de dicha ley, es decir a partir del 2004, el afiliado no podía trasladarse de régimen si le faltaban 10 años o menos para cumplir la edad para tener derecho a la pensión de vejez.
Sin embargo, para amparar a las personas que se hallaban en el régimen de transición (ver recuadro), la Corte Constitucional ha emitido varias sentencias, que, a decir de algunos analistas en pensiones, lo que hizo fue fomentar un mayor traslado de sus afiliados al ISS.
Este tema no es de poca monta, ya que cada afiliado representará en el futuro mayores pagos para el Seguro Social, una entidad que cuenta con reservas por $5 billones y que depende de los recursos del presupuesto nacional para pagarles a sus 915.814 pensionados. El Gobierno destinará este año alrededor de $24 billones para cumplir con las obligaciones de todos los pensionados a cargo del Estado. El año pasado se pagaron por pensionados del Seguro $12,5 billones de los cuales la Nación trasladó del presupuesto la suma de $5 billones y el recaudo por cotizaciones fue de $4 billones.

¿Dónde me quedo?
Esta es una pregunta que con frecuencia se hacen los afiliados a uno de los dos regímenes. ¿Que me conviene más? ¿Qué beneficios o desventajas tienen los dos sistemas? Las respuestas siempre han sido complejas, pues todo depende de los ingresos, del monto ahorrado, del tiempo que lleve trabajando, de cuántos años le falten para pensionarse y de las expectativas futuras de cada persona.
“Usted me puede traer dos personas con los mismo datos, pero la solución puede ser distinta porque depende del proyecto de vida personal, si quiere pensionarme antes de cumplir la edad, si quiere disfrutar de lo ahorrado mientras puede hacerlo, etc.”, dice César Augusto Duque, abogado especializado en seguridad social y director de la página .
Sostiene que desde que se puso en marcha la Ley 100 se han venido cambiando las normas y la interpretación de las mismas y uno no sabe con qué norma va a terminar en el momento de pensionarse. Menciona, por ejemplo, que en la Ley 100 las personas que estaban en el Seguro se podían pensionar hasta el con el 90%. Ahora, con las últimas reformas, la pensión puede oscilar entre el 55,5% y el 65% del promedio de los últimos 10 años hasta llegar al 70,5% ú 80% como máximo, dependiendo del valor del índice base de liquidación. Hoy, los fondos privados tienen recursos de sus afiliados por $100 billones, de los cuales $35 billones corresponden al capital aportado y los $65 billones restantes son la rentabilidad lograda desde que está en marcha el sistema. La rentabilidad acumulada promedio ponderada de los últimos 48 meses, a noviembre del 2010, fue de 15,20%.
No obstante, debido al elevado desempleo y a la alta inestabilidad laboral, no todos logran completar un capital que les permita tener la mesada soñada. Duque señala que para recibir una pensión de un peso se necesitaría ahorrar 200 pesos; si quiere una de $3 millones, alrededor de $600 millones. Esos recursos que poseen los afiliados en los fondos se componen de los aportes, el bono pensional —en caso de que haya estado afiliado en algún momento en el Seguro Social— y los rendimientos obtenidos.
Si logra un buen capital, podría conseguirla antes de los 55 años, en el caso de las mujeres, o de los 60 años, de los hombres, que es la edad que hoy debe tener un afiliado en el régimen de prima media (ISS), además, por supuesto, de haber cotizado como mínimo 1.200 semanas para el año 2011. A partir del 31 de diciembre del año 2014, cuando se acaba el régimen de transición, la edad de jubilación subirá en el régimen de prima media a 57 años para las mujeres y a 62 años para los hombres, y el requisito de semanas mínimas cotizadas será de 1.300.
El problema, hay que insistir en este punto, es que no todos lograrán el capital necesario para retirarse cuando lo deseen y es muy probable que cuando llegue el momento el fondo les diga que deberán seguir aportando más. Para una pensión mínima, el capital requerido es cercano a los $140 millones, el cual sufre variaciones dependiendo de la edad de los beneficiaries de la pension que determina hasta qué época se debe extender la pension.

Se aplaza el problema
El presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), Sergio Clavijo, ha llamado la atención sobre el tema, al señalar que el pasivo pensional después de varias reformas y de muchos esfuerzos para bajarlo, cuando llegó al 260% del Producto Interno Bruto (PIB) antes de la Ley 100 de 1993, nuevamente se incrementará con una reversa de los afiliados de las AFP al Seguro Social.
“La llegada de nuevos contribuyentes al régimen de prima media, atraídos por altas tasas de reemplazo, y que alivian los requerimientos de caja de corto plazo, pero que aumentan los pagos en el largo plazo, el irrespeto al régimen de transición, cuando las personas vía tutela pueden reclamar beneficios de la Ley 100 versus la ley 787-963, puede generar un incremento del valor presente neto del pasivo pensional público hasta del 141% del PIB”, sustenta Clavijo en un análisis sobre los principales problemas fiscales del país.
Si no se toman medidas será cada año mayor la presión que ejerzan sobre las finanzas públicas los nuevos pensionados y aquellos que salen con mesadas millonarias muchas veces logradas por vías non sanctas.
De ahí que la reforma pensional propuesta inicialmente por el Gobierno nacional, a través del Plan de Desarrollo, incluya como uno de los objetivos tratar de prolongar el momento de pagar las pensiones en el régimen de prima media, para los nuevos afiliados. Y la vía adoptada es mediante el aumento en la edad de jubilación, de 57 a 60 años para las mujeres y de 62 a 65 años para los hombres, proposición que despertó una gran polémica en el país. Y aunque fue abortada, será nuevamente objeto de discusión más temprano que tarde..
Acabar los privilegios
Pero para dar el debate, hay que poner todas las cartas sobre la mesa: no se puede seguir recargando al régimen de prima media con mesadas elevadísimas de algunos pensionados privilegiados, que logran hacerle conejo no solo al Gobierno, sino a la sociedad.
Ese es el caso del carrusel de pensiones revelado por los medios en el Consejo Superior de la Judicatura, donde magistrados auxiliares salen con mesadas de hasta $13 millones por el solo hecho de haber laborado unos pocos meses en la entidad, o la de políticos y funcionarios que quieren saltarse el Acto Legislativo 01 del 2005, que eliminó muchos de los regímenes especiales, con excepción del de las fuerzas militares y del presidente de la República. A partir del 31 de julio del 2010, se acabaron, entre otros, los regímenes especiales de las altas cortes, Ecopetrol, el Banco de la República, el magisterio, el Sena y algunas entidades territoriales (en estos casos, las mujeres y los hombres se pensionaban cinco años antes que los demás colombianos y con unas condiciones económicas muy favorables).
Sin embargo, mediante tutelas y acudiendo a jueces muy “benevolentes”, algunos funcionarios o políticos han obtenido mesadas millonarias, en contra del común de los pensionados, que a duras penas consiguen una pensión equivalente al mínimo. La reforma que se proponga debe no solo revisar la edad, sino también las cotizaciones y el hecho de que debido al elevado desempleo cada vez menos colombianos tienen una opción de cotizar para su pensión. Además, se debe nuevamente considerar poner un impuesto a las pensiones altas, proposición que siempre encuentra opositores en el Congreso, por obvias razones.
Las bajas cotizaciones no solo deben preocupar al ISS, sino también a los fondos privados. Hoy están en los gozosos porque poseen millonarios recursos invertidos y apenas 42.000 pensionados, pero dentro de 20 o 30 años, cuando salga el grueso de afiliados a jubilación, el panorama será diferente.

Fracaso de la reforma
La ex presidenta del Seguro Social, Cecilia López, una de las más duras críticas de la Ley 100, sostiene que lo que está pasando ahora demuestra que esta reforma fracasó y que tres cuartas partes de la población que trabajan no van a lograr pensión. “El retorno permanente de afiliados de los fondos al ISS —porque las pensiones son mejores— ha disminuido en algo el déficit. No obstante, lo que sí es evidente es que este negocio ha sido pésimo para los colombianos, porque nos toca pagar a todos”, dice López, quien señala que la solución no es acabar el ISS, como varios analistas proponen, sino fortalecer el pilar solidario, como en el caso chileno.
“Así como copiamos el mal modelo de Chile, debemos seguir su ejemplo, que corrigió el camino al establecer un pilar solidario en el que se le reconoce una pensión básica a los trabajadores”, dice la ex congresista quien insiste que cualquier reforma que se proponga en el país debe pasar primero por un gran debate nacional como sucedió en este país austral donde duraron un año concertando con todos los sectores qué era lo que más le convenía a los chilenos. “No se trata de debilitar al Seguro, ni crear competencia entre los dos sistemas, lo importante es proteger a los afiliados y fomentar el empleo para que más colombianos coticen”, sostiene López quien afirma que si no se hacen los correctivos vamos a tener miles de ancianos viviendo en condiciones de pobreza porque no alcanzaron a ahorrar para una pensión
Si los colombianos no quieren vivir procesos dolorosos, como los recientemente registrados en países europeos, por ejemplo, en Grecia, Irlanda, Portugal o España, donde aumentaron la edad de jubilación para hombres y mujeres hasta los 67 años (caso español), rebajaron en un 10% las mesadas de los actuales jubilados y subieron las cotizaciones, se tendrá que abordar el problema de una manera integral.

Muchos afiliados, pocos cotizantes
Uno de los principales problemas del sistema pensional colombiano, tanto en el régimen de prima media como de ahorro individual, es la poca cobertura y el bajo nivel de las cotizaciones.
De los 15,5 millones de afiliados en los dos regímenes, menos de la mitad son cotizantes activos, es decir, han realizado sus aportes en los últimos seis meses. El caso más complejo se presenta en el Seguro Social, donde de 6,3 millones de afiliados el 65% se encuentra inactivo. En el caso de los fondos, de los cerca de 9,2 millones de afiliados el 45% está inactivo.
La principal causa de esta situación es el alto desempleo en el país, que llega al 12%, la informalidad y la inestabilidad laboral, que lleva a que muchos laboren por unos pocos meses. En el ISS, un factor adicional es el hecho de que muchos afiliados ya habrían cumplido con las semanas cotizadas y solo esperan cumplir con la edad.
Las bajas cotizaciones son un grave problema, pues es muy difícil que un trabajador pueda cumplir con los requisitos exigidos por ley. “La densidad de cotización es muy bajita en Colombia, dada la informalidad laboral; de 40 años de vida laboral un trabajador cotiza, en promedio, solo el 35%,”, dice un experto en el asunto, quien sostiene que para enfrentar el problema pensional no basta con aumentar la edad, porque si la gente no tiene trabajo no se podrá pensionar. “El problema real está en el mercado laboral”, asegura.

Régimen de transición
Cuando se aprobó la Ley 100 de 1993, se estableció un régimen de transición para evitar que se afectaran las expectativas de las personas que ya llevaban varios años cotizando y esperaban pensionarse en el tiempo previsto -55 años las mujeres y 60 años los hombres para el caso de los afiliados al ISS-.
El artículo 36 determinó que las personas que al primero de abril de 1994 acreditarán más de 40 años de edad, en el caso de los hombres, y 35 o más años, en el de las mujeres, o 15 o más años de servicios se les aplicaría la edad para acceder a la pensión de vejez, el tiempo de servicio o el número de semanas cotizadas, y el monto de la pensión de vejez sería el establecido en el régimen anterior al cual se encontraban afiliados.
Dicho Régimen de Transición fue modificado por el Acto Legislativo 01 de 2005, parágrafo transitorio 4.º, donde se dispone que la transición no podrá extenderse más allá del 31 de julio de 2010, excepto para los trabajadores que estando en dicho Régimen además tengan cotizadas 750 semanas o su equivalente en tiempo de servicio a la entrada en vigencia del mencionado Acto Legislativo (25 de julio de 2005); a ellos se les mantendrá hasta el año 2014.


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